Llegó desde Suiza y recorre el país a bordo de su bicicleta. Escala técnica en la ciudad para arreglar el móvil, mientras hace "changas". La idea es llegar hasta Ushuaia.
Baldur Kutschera es un joven suizo que está recorriendo el país en bicicleta, desde fines de febrero está instalado en la ciudad trabajando, para juntar fondos, arreglar su bicicleta y continuar con su travesía para cumplir con su objetivo: llegar “al fin del mundo, Ushuaia”.
Con sus conocimientos “de plomero y constructor”, en enero de 2018 Baldur decidió dejar su Berna natal para concretar el sueño de viajar a bordo de su bicicleta. Y comenzó el viaje sobre dos ruedas por Francia, España y llegó hasta Portugal, siempre con su “casa” a bordo de la bicicleta y la compañía de su perra Luna en el carrito que lleva enganchado.
Desde Portugal abordaron un vuelo que los depositó en San Pablo, desde donde reiniciaron viaje, hasta recalar en Misiones, primero, y en Corrientes después.
Allí permanecieron “unos meses, trabajé en una heladería, e hice changas y conocí a unos amigos que estaban en el proceso de vender la casa y lo que tenían porque también tenían el objetivo de viajar en bicicleta”, contó Baldur, de 22 años, a LA CAPITAL.
Así fue que emprendió el viaje con sus amigos correntinos, pero en Buenos Aires decidieron separarse: “Se murió mi perra Luna, yo estaba muy mal, muy triste, no quería estar con nadie, así que decidimos que cada uno siga su camino”, explicó.
Bifurcación
Entonces ese camino lo condujo a Mar del Plata y, con poco dinero, un español un tanto rústico pero mucha voluntad, llegó hasta “La White House” (@lawhitemdp), un hostel surfer de la zona de Playa Grande.
“Llegué, me encontré con Miguel (que está a cargo del lugar), me invitó una cerveza y comencé a trabajar”, reseñó el joven. Y entre arreglos a la casa, también se sumó como mano de obra en los numerosos eventos gastronómicos organizados por el cocinero Rodo Puente, propietario del albergue.
“Trabajé como mozo -añadió-, ayudante de cocina y estoy haciendo pequeños mantenimientos en la casa. Estoy contento, porque tengo que juntar pesos para arreglar la bicicleta y así poder seguir con el trayecto”.
Si bien se mostró encantado con la ciudad, “me gusta mucho la onda que hay, la gente”, le resulta un tanto molesto “el viento” y ciertas condiciones de las rutas para circular en bicicleta que son muy distintas a las de su país de nacimiento.
Sin embargo, Baldur se dijo “agradecido” por la hospitalidad marplatense y con los amigos que se está haciendo en la ciudad, aunque no pierde de vista cumplir con su plan: “Llegar hasta el fin del mundo, Ushuaia, para después volver todo por la ruta 40. Y tengo la esperanza de reencontrame con mis amigos”, contó.
Con su bicicleta, en la que transporta la carpa, algunos utensilios de cocina y el carrito atrás, el joven puede recorrer “en promedio entre 60 y 130 kilómetros por día, dependiendo del viento y las subidas” y dedica “entre 5 y 8 horas a pedalear, como máximo 10 horas”. Claro que, para volver a pedalear, necesito “arreglarla, básicamente los cambios y las ruedas”, describió.
Además de llevar su “casa a cuestas”, la travesía la concreta “siguiendo el mapa y preguntando a la gente en caso de duda”, describió. Antes de emprender la travesía, Balduar espera encontrar “un perro, cachorro, para que me acompañe en el viaje”.